Fuerteventura realmente puede parecer el paraíso si te gusta la playa, disfrutas tomando el sol, practicas surf u otros deportes acuáticos; pero si te quemas con facilidad a la que asoma un rayo de sol, de surf no tienes ni idea ni interés en aprender y la arena de la playa te molesta al metérsete por todas partes tienes un problema si, como nosotros vives aquí.
Por no hablar de que el pudor en las playas es inexistente, por ser delicados. Comprendo que nadie vaya a la playa con jersey de cuello alto, pero de ahí a ver gente desnuda (y si, mujeres en tanga y hombres con minislips, es ir desnudo) hay un punto intermedio. Y como ese ambiente no nos gusta ni creemos que sea bueno para nuestros hijos, pensamos que teníamos que buscar alternativas de ocio para las largas vacaciones y fines de semana.
Lo de ir al parque, a pasear y a dar vueltas por el centro comercial lo dejamos para los días de diario, que siempre hay más cosas que hacer y el tiempo libre es más escaso. Pero durante los fines de semana nos hemos propuesto conocer un poco más la isla, pero no tipo turista con gorra y zapatillas, sino que lo que vamos a hacer es visitar cada vez una iglesia que aun no hayamos visto. Realmente los pequeños pueblos tienen iglesias bonitas y con historia, iglesias que en muchos casos están prácticamente vacías en las que Cristo espera y espera en el sagrario a que le visitemos, porque aunque nosotros estemos de vacaciones el Amor de Dios nunca descansa.
El sábado pasado empezamos visitando Casillas del Ángel, un lugar bonito y pequeño, que tenía todas las cosas en las que uno piensa cuando imagina un pueblo: las señoras de pueblo de toda la vida mirando por las ventanas cuando pasa alguien por debajo de su casa, las cuatro calles semidesiertas a la hora de la siesta, la escuela unitaria, a los pocos niños que había paseando en bicicleta por la plaza y la iglesia en el centro. Una iglesia preciosa, por cierto, pero vacía. Durante la misa apenas una docena de personas y eso que nosotros ya somos cinco. Pero bueno, al menos visitamos a Cristo en el sagrario y rejuvenecimos bastante la media de edad de los fieles del párroco.
Éstas son algunas de las fotos que hicimos:
Esperamos que os guste y os sirvan nuestras ideas.
Patricia
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