martes, 19 de marzo de 2013

San José, esposo y padre.

Desde este blog, queremos felicitar a todos los José y Josefas, Pepes y Pepas, pero muy en especial a todos los padres que hoy celebran su día. Además, es un buen momento para reflexionar sobre la figura de San José y el papel tan importante que tuvo para que el plan de Dios para nuestra Salvación llegara a buen puerto.

Aunque su figura no aparezca en un gran número de ocasiones a lo largo de los evangelios, no debemos caer en el error de pensar que su importancia fue escasa ya que su valor e importancia para la vida de Jesús fue incuestionable.  Veamos a continuación, algunos ejemplos que pueden ayudarnos a reflexionar sobre el importantísimo papel que desempeñó:

- "Estando desposada María, su madre, con José, y antes de que conviviesen, se encontró que había concebido por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió dejarla ocultamente." (Mt 1, 18-19).

Después de leer este breve fragmento del evangelio de San Mateo, pongámonos en situación: en aquellos tiempos (aunque no creo que hoy en día fuera diferente) un hombre descubre que su esposa con la que no ha consumado el matrimonio está encinta de un hijo que, evidentemente, no es suyo, al menos biológicamente hablando. En lugar de montar en cólera y denunciarla por adulterio, abocándola a una muerte horrible por lapidación, decide repudiarla en silencio, para no causarle daño ni vergüenza. Si la hubiera denunciado, nadie podría haberle reprochado nada, pues estaba en su derecho y así lo marcaba la ley. No obstante, calla, a pesar de lo que debió sentir pues todavía no sabía que aquel niño era fruto del Espíritu Santo y la deja ocultamente. 

-"En sueños se le apareció un ángel del Señor y le dijo: "José, Hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". (Mt 1, 20-21).

De nuevo vemos en este fragmento otra virtud extraordinaria de San José: la obediencia. Después de la aparición en sueños del ángel, no se cuestiona la veracidad del hecho que bajo criterios mundanos podría, cuanto menos, inducirnos a la duda. Tampoco pregunta porque esa misión recae sobre él, un hombre sencillo que no tenía los medios para ofrecer al Hijo de Dios lo que merecía; no. No pregunta, no se queja no cuestiona, solamente obedece y recibe a su esposa, acoge en su corazón al hijo que ésta lleva en sus entrañas como si fuera suyo y le pone el nombre que el ángel le ha dicho. Más adelante podemos ver de nuevo la ciega obediencia a la voluntad de Dios cuando, nuevamente, después de que un ángel se le aparezca en sueños coge a María y al Niño y huye a Egipto para que el pequeño no cayera en manos de Herodes ni de sus secuaces, así como pasado el peligro vuelve a Nazaret y se instala allá con su familia.

-"Y sin que antes la conociera, dio a luz un hijo". (Mt 1, 24)

Sabemos que el sentido bíblico de la palabra "conocer" significa tener relaciones sexuales. Por tanto aquí entendemos que: y sin que antes tuviera relaciones sexuales con ella, dio a luz un hijo. De hecho, sabemos que ni antes, ni después ya que María permaneció siempre virgen. Esta es otra de las virtudes de San José : la castidad. No hizo valer sus derechos sobre su esposa para conseguir que esta se sometiera a él y olvidara su promesa a Dios de permanecer virgen atendiendo a sus deberes conyugales, sino que comprendió y respetó la decisión de María de vivir consagrada a Dios.

-Ya por último, destacar que Jesús vivió treinta y tres  años, de los que dedicó tres a su ministerio público. Esto nos lleva a incidir en que la mayoría de su vida transcurrió en lo oculto, por así decirlo, viviendo como cualquier otro niño, adolescente y hombre de su edad. Durante su vida, sin duda, tanto la Virgen María como San José le ayudarían y le enseñarían en las cuestiones más cotidianas: le guiarían en sus primeros pasos, lo consolarían cuando se lastimara, lo entretendrían con juegos y canciones, le enseñarían buenos modales para comer, etc. Sin duda también pasaría largas horas en el taller de José, aprendería el oficio de su padre en la tierra, viendo como trabajaba, ayudando en alguna pequeña reparación y otras cuestiones tan normales como cualquier otro niño y adolescente de la época. Es por estas razones que comprobamos que San José fue verdadero padre de Jesús, sino en la sangre si en la vida diaria.


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