Para sorpresa de todos y contra todo pronóstico, la ardua tarea de ser el nuevo Vicario de Cristo en la tierra tras la renuncia de su antecesor, recayó en la persona de Jorge Mario Bergoglio, quien adoptó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, elección que denota rasgos importantes de su personalidad destacando su sencillez, humildad, amor a Dios y a los más pobres. Cabe destacar que Jorge Mario Bergoglio, jesuita, es el primer Papa americano de la historia de la Iglesia. Nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires (Argentina), es hijo de Mario José Bergoglio, empleado del ferrocarril, y de Regina María Sívori, ama de casa, ambos inmigrantes procedentes de la región italiana del Piamonte y padres de otros cuatro hijos.
Para los que tuvimos la suerte de seguir en directo o por televisión la primera aparición de Jorge Mario Bergoglio ya como el Papa Francisco, pudimos ver a un hombre que, aunque en un principio daba la sensación de timidez e incluso de azoramiento ante el espectáculo de la plaza de San Pedro y la Via della Conciliazione llenas a rebosar de gente que le esperaba desde hacía horas, enseguida que comenzó a hablar se "nos metió a todos en el bolsillo" por su sencillez, su discurso y sus gestos que lo hacían tan cercano. Sus palabras denotaron una profunda humildad pidiéndonos a todos los católicos que rezásemos por él, mientras se arrodillaba a orar como cualquier otro de los que estaban allí (o de los que estábamos frente al televisor) por su antecesor.
Desde aquí, sin duda lo seguiremos haciendo ya que el Papa Francisco carga sobre sus hombros con la pesada carga de guiarnos a todos, de guiar a la Iglesia. Así que, desde el inmenso gozo y agradecimiento a Dios por habernos dado a este nuevo Papa, queremos pediros que nos acompañéis en nuestras oraciones por Francisco y así, poner nuestro granito de arena en esta nueva etapa que comienza.
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